miércoles, 28 de septiembre de 2016

El sexto chacra y el dolor de antaño.

Hoy es una noche de anhelar y dejarse llevar un rato por la soledad, es esa corriente helada que te cala los huesos, pasa fluctuosa, tortuosa, ruidosa, ansiosa. Me toma completo, me viola, me sacude, que quema, me sazona, me devora. Su paso es arrebatador, brutal, me envuelve, me quiere, me besa y luego afloja. 
Y nuevamente me deja en el presente, a vivir por los dolores de nunca conseguir mis metas, con la herida aún caliente y palpitante, se extiende como una plaga y produce la muerte celular del alma, átomo a átomo me fundo, me derrito, me pierdo entre los ácaros golosos de la habitación. La música resuena diciéndome; "sonríe, la vida trae cosas bellas". Recuerdo a mis amigos y amigas, recuerdo a Lirkay y de mis labios nace una delicada sonrisa. Sé que puedo seguir adelante, el dolor sigue su curso, queda el anhelo y la pena, pero en paz con lo disfrutado, no se puede volver atrás. Pero sí aprender. A conocer tus opciones, tus talentos, tus debilidades, tus pasiones. Saber prevenir nuevos desastres, saber revivir nuevas almas. Jugar con los elementos del universo, imaginar, soñar. Crear, ya con calma, me siento y me dedico a pensar... Abriendo el tercer ojo, las opciones se ven más claras.

El anhelo regresa furioso,  se enreda en tu recuerdo, en tu sonrisa mi amor, mi vida. Cuán feliz fui a tu lado, nunca pude recuperar esa parte de mí, nunca pude olvidar la primera vez que dejamos atrás el amanecer, la primera mirada, la primera charla, el primer baile, el primer beso. La música de nuestros cuerpos pegados, piel con piel, separados por la leve tela de la ropa interior. Era capaz de sentirte mojada y hambrienta de mí, eras irresistible, gloriosa, brillante.
Toda tú eras luz. Y te perdí por creer que sacrificarse por el resto era lo correcto. Entregué lo mejor que tenía ante las garras de una bestia del engaño, te engatuso, te tomó entre cumplidos y música celta, te tomó entre mi descuido y tu sensualidad felina. Y luego lavó tu mente de magia, la lleno de conocimiento autocrático, te convertiste en parte de un ganado sin ideas propias. Perdiste la voz del universo en tus oídos de elfa.
Se fueron tus besos, tus caderas perfectas, tus piernas deliciosas, tu aroma intoxicarte, tus labios rosados. Tu cuello formado, tu risa. Por la mierda cómo extraño tu risa y tus expresiones. Tus miradas de niña mimada, de puta sensual, de sabia inmortal. Cómo llegué a ser tan imbécil como para perder el vaivén de tus caderas sobre mí, como fui tan imbécil para no devorar las entrañas que pedían mi lengua con locura. Entre gemidos y deseo, entre caricias, dedos, manos locura, lujuria.

Lo peor es que no eres mi única batalla perdida mi felina. Perdí la batalla ante otras diosas, demasiada libertad, demasiada empatía. Y nuevamente me dejaba a mí atrás.

Mis sueños,  mis fantasías, siguen siendo eso. No existe lo ideal. Me lo sigo repitiendo, sin embargo no puedo convencerme porque he visto la perfección en los ojos de mis amores.  Y cada vez los pierdo. Y muero con la desesperación de no haber dado los pasos correctos, de no cantar las trovas adecuadas ni dar los propicios besos.

De repente me quiebro y no queda más que llorar en silencio,  aunque el cuerpo me pide gritar, golpear, sangrar o hacer pedazos mi cuerpo luchando contra el mundo físico. 
El amor se opone a que lastime mi ser, la ira se acumula nuevamente, la furia que me quema.

La soledad es un enemigo extravagante. A ratos me tienta con meditación, con eternas sesiones de masturbación o inspiración, me llena de ocio. Las ideas se van perdiendo en un vacío hasta llegar al punto en el que la gente se vuelve importante.

Ojalá hubiesen sido una conchesumadres, todas ustedes,  al menos así las odiaría y su huella de mí se iría.  Porque fueron tan excelentes amantes?  Tan ardientes, tan adorables. Debo en mi puerto calmarme, antes de salir a la deriva nuevamente, antes de aventurarme a un rutinario constante, con la fuerza de mis ancestros y los deformes momentos que nunca volverán.

martes, 5 de julio de 2016

Fue una locura...

Todavía no puedo creer lo que pasó. Nos reunimos a charlar algo específico. 
En un momento preguntaste. "Y qué esperas de mí?"
-¡La pasión mujer, esa que me dejaba loco en el pasado,  la que te hacía una mujer libre, una mujer rebelde, inteligente y hermosa!
Tu rostro se notaba sorprendido. Un instante después, luego de una mirada que duró una eternidad, la apretaba contra mi cuerpo besándola acaloradamente.

La observé fijamente mientras mordía su labio inferior....
-¡Vamos a un motel?!
Me agarra la cara y me besa con lujuria, se sonríe como cuando estaba en el colegio...  

Esa vieja sensación de hormigueo me invade, cosquillea mi entrepierna, mi estómago, mi cerebro, mientras subimos a un taxi. Camino a el "kalipso"
Subimos rápidamente la escalera,  aún no se ha puesto el sol y está algo vacío, subimos... "Un pito?"

No sé que clase de conexión volvió. Pero regresamos a nuestra energía de antaño. Los dos calientes y enloquecidos.  

Llené mi pipa e hice un caño, te ofrecí cualquiera de los dos, ya estabas desnuda en el jacuzzi. Fui con el  fuego y la pipa. aspiré una buena bocanada. Me acerqué a tu rostro travieso, y te pasé el humo ... Aunque ya veníamos en las nubes. Te acaricie y bese las tetas, el cuello, tocando tus caderas bajo el agua caliente.

Te empecé a masturbar mientras te besaba, ponía mi pulgar a veces en tu boca mientras yo me deleitaba en la dulzura de tus pezones.
Estuvimos jugueteando hasta que te fuiste, descansamos un rato en el fulgor de tus jadeos. Encendí unas velas, me sequé y puse música para follar rico.  

Fumé un poco más de weed,  tu no te pusiste la toalla al salir,  acercaste tu  cuerpecito húmedo hacia mí, te envolví en mis brazos mientras tú me empezabas a tocar. te pasé la pipa cargada mientras tenía convulsiones de placer... habías adquirido más experiencia en eso al parecer, me deleitaba imaginando que  vendría a continuación... fumabas mientras seguías pajeándome.
Ya estaba duro e hinchado el cabrón cuando nos acercamos a la cama y  te pusiste en cuatro para que te diese con la intensidad de antes, glorioso te penetro.

Me abro camino como en una jungla empapada de algodones igualmente mojados.  Delicia, te siento apretar. Rujo, gruño, te nalgueo, te muerdo la oreja, te rasguño la espalda, enloquezco con mi danza y toco toda tu voluptuosidad. Nos veo en el espejo de la pared, del techo,  somos de mármol blanco,  brillamos, somos dioses del sexo.
Llegamos juntos a un nuevo rincón del placer, se asoma el cansancio, nos recostamos y nos besamos largo rato. Ya sin darnos cuenta nos estamos tocando. Aún como un fierro mi nabo erguido se encuentra, cálido y palpitante, tu  vagina me llama, me intoxica su olor.

Te tomo mientras me ubico mirándote a los ojos desde tus cavidades inferiores, penetro el escondite de lo bendito, devoro tu néctar y mi leche. Un festín, mientras bailas en mi rostro,  el edor me enloquece, siento como tiemblas y los chorros fogosos lavando mi rostro.

Te vas sentando en mi verga una y otra vez, en cuclillas me recibes mientras impulso mis caderas con violencia, agarro bien tus nalgas,  te abro el culo y lo masajeo. Nalgadas van, cachetadas llegan y te miro con mi rostro de fiera, responde tu coquetería porno.

Nos alzamos en un Orgasmo largo y ruidoso. Terminamos el round exhaustos, no podemos dejar de sonreír, bajas a admirar tu proeza, no es fácil darle duro a un hombre multiorgásmico. Haces una rica rusa llevándome nuevamente al placer, me lo chupas suavemente en un comienzo, tocas los puntos precisos, siento tu lengua, tus dientes, tus labios expertos. Tiemblo entre el fervor y escalofríos, esto no puede ser verdad...

-..."Supongo que no tendrás quejas ahora sobre mi pasión?"
Carcajadas jadeantes son una buena respuesta...
Una de las cosas buenas de los moteles,  es que no hace falta nada más ahí. Y puedes hacer de todo.

Más tarde cada cuál por su lado, con lo que debía ser saldado resuelto, con sonrisas nuevas, vamos al metro de la mano, te dejo ir hacia la moneda, y yo iré a caminar un rato, a recordar esto para las noches venideras. y unirlo con la sensación de siempre haber seguido deseándote y de que la pasión no se pierde en el viento.