De partida, la señorita Laura aún es una obsesión, al igual
que Francesca, Carolina, Leslie
y otras musas en menor medida.
Es inevitable llevarlas como cicatrices en
mi piel,
cicatrices que me queman desde dentro,
me encienden y conectan mi mente con mis
manos, con mi boca,
con mi nabo.
Cada día me sorprendo diciendo su nombre
al viento a ver si en algún momento
les llega una pizca de mi deseo, para
confirmar si realmente es cierto
el tan famoso poder de la atracción.
No queda más remedio que mantener la
amistad.
La mente abierta de una amistad con sexo
no la tiene todo el mundo y francamente, siento que estoy muy solitario en ese
sentido.
Tengo recuerdos de cuando bailamos, cuando
escuchamos música, la primera vez que te vi
y te amé,
Recuerdo la figura de tu ser.
Recuerdo tus cariños, tus cantos, tu
sabiduría, tus sinceridades,
Tu dolor y fuerza, tu bipolaridad, tu
sonrisa de niña, tu coraza de mujer,
Tu mirada gatuna.
Transcurren los días añorando la figura de
sus caderas en mis dedos acalorados, la lujuria de su lengua en mi boca, mi
pecho, mis dedos, mi pene. Se hincha el "cabrón"
con alegría, palpita y vive por su cuenta, se derrite
en la boca de mis amantes, se cobija en el candor de su vagina tibia y
húmeda como chocolate recién derretido, saboreo sus jugos, me montan, se
menean con la audacia de una bellydancer, gimen sin quererlo, les
gusta, a veces les duele, pero no se detienen mis fantasmas. Las giro y
quedo mirando su deliciosa espalda, ese tatuaje que me encanta poder ver
en esa posición tan beneficiosa. Beso cada pulgada de piel, cada lunar, Muerdo
el cuello fino y delicioso que en una noche de ternura me regaló mi amada
Laura. Siento las piernas de Carolina, su culo privilegiado por los
genes árabes, Acaricio las tetas perfectas de mi musa del sol, todo es real en
la imaginación.
Cambiamos de posición nuevamente, me mira
de frente con la luz de infinitos ojos, cambian las voces, doy una fuerte
nalgada, me dan una fuerte cachetada en la cara, causa y efecto, siento unas garras
abriendo la carne de mi espalda, jadeo también.
Delicia y éxtasis, placer y lujuria,
recuerdo y deseo. Todo se une y colisiona en una explosión con forma de
un solitario que transforma su mano en vagina y se derrama sobre si mismo todo
lo que necesita a diario.
Vienen una y mil veces. Y durante el día
nunca se van, que ganas de tenerlas a todas, sólo gana el factor tiempo en el
camino a dar y recibir.
Aún no se acaba mientras sigo pensando, me
duele el músculo de mi brazo, mi cuerpo se agota, pero el cabrón aún no está
satisfecho. Le doy más duro, más rápido, me voy acercando al punto
máximo, ya han venido varios orgasmos, y este será uno más.
Los fantasmas se posan en mi catre y me enseñan una almeja jugosa y
olorosa con aroma de mujer, se la lamo, mientras me masturbo, meto
mi lengua mientras que con mi nariz le froto un poco el ano.
Sujeto su clítoris con mis labios húmedos
y lo tiro un poco hacia atrás, está duro y caliente, escucho un
gemido de sorpresa y placer. Tomó mi pene de hierro hirviente y se
lo ensarto con furia hasta el fondo, escucho como sufre cuando golpeo sus órganos,
sin embargo no me pide detenerme, le sujeto las tetas con fuerza
desde atrás, follamos como salvajes, siento mis gónadas golpeando
cada vez que tomo impulso y la vuelvo a penetrar. La nalgueo hasta dejar
las marcas de mis manos, le sujeto el pelo con firmeza y la tiro un poco hacia
atrás.
Me sirvo un poco del líquido lechoso que
fluye de su vientre y mi pene, Con mis dedos se lo doy a probar, se
excita aún más con el olor, el sabor de ambos en su boca y chupa mis dedos con
tal placer que se siente como si fuera un miembro alternativo.
Se empapa, pero aún quiero más. La
lanzo en la cama, agotada, sudada, es una imagen exquisita, sus
mejillas sonrosadas, su rostro de agotamiento y felicidad. Está en
paz.
Me giro sobre su eje y pongo mi verga aún palpitante en su cara,
me la empieza a chupar como si fuera el manjar más delicioso de la tierra
mientras yo me adentro en la dulzura de su néctar, Me voy al fin, su boca, su
rostro, adornado con mi leche. Me recuesto a su lado, le limpio las gotas
lentamente, se las voy esparciendo por su cuello, su pecho prominente que
no deja de agitarse con el movimiento del jadeo.
La beso en la boca, en la frente, meto mi
lengua, muerdo sus labios, bajo un poco y le chupo con suavidad sus duros
pezones. Mi mano saca un poco más de néctar,
Me recuesto también agotado, Nockeado,
enteramente feliz del momento de placer. completamente infeliz de que mis
fantasmas no hubiesen estado realmente ahí...
Al amanecer, todo está tranquilo,
sigo siendo un ermitaño, un solitario, para siempre. Pues no habrá
nadie que llegué a comprender el amor que se extiende a más de una persona,
a un grupo de ninfas, a todas las diosas, al mundo, a la gente.
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