lunes, 12 de agosto de 2019

Trasnoche y consecuencias

Esto ocurrió hace bastante tiempo,
en una juventud que hasta ese momento había recolectado amargas heridas y vacíos emocionales. 

Había estado prendado de un gran amor hasta ese instante. 
Me hallaba en un limbo pensando como llamar su atención.

No esperaba a nadie nueva, ni siquiera me había percatado de su presencia,
pero ella de alguna forma me notó, vio más allá de mi físico regordete y mi vacío existencial.
Vio mi fuerza viva, mi unión a la naturaleza, mi misteriosa potencial.

Se acercó sonriente con esa soltura inolvidable, su piel blanca, pelo largo, y cuerpo exótico.
Aunque en ese instante, me perdí en el clamor de sus ojos felinos, me sonreía sin miedo, me estremece recordar ese hermoso momento en que empecé a amarla.

Fuimos brevemente amigos, en ese momento aún asistía yo a secundaria. 
Estaba "pololeando" aunque a mi polola la había visto del tiempo que llevábamos juntos como el 5% , parecía más cómo un juego de niños queriendo algo más.

Sin embargo igual eso me hacía dudar. La blanca felina me devoraba con sus ojos pecosos y su adorable sonrisa. Charlamos largo rato, eso siempre me gusta al conocer a alguien, un tiempo en privado. Ya en su casa todos dormían y nosotros seguíamos inmersos en nuestras palabras.

En un momento bailamos lento en el centro de la cocina, la tomé con suavidad por su cintura,
sentía el rubor en mis mejillas, en un instante eterno nos miramos, me quería hundir en sus ojos.

"Y ahora" que hacemos?" no sé si alguien lo pensó o se dijo. 
Pero se tomó una de las decisiones más gloriosas que pude tomar.
Ese beso fue para mí mejor que cualquiera hasta ese instante, me llevó desde la urbe gris hasta un bosque misterioso lleno de magia, no dejamos de juntar nuestras bocas ni siquiera cuando me senté en el baúl que hacía de silla en la cocina, sentía sus deliciosas caderas sobre mis muslos, manoseaba su perfectas nalgas, era un sueño, era irreal. No sabía que hacía, sólo me dejaba llevar.

Fuimos al sillón de cuero, besé sus pechos serenos al desnudo, mientras seguía besándola acaloradamente. su piel de diamante me llamaba, era tan pura, tan ardiente, tan hermosa, completamente perfecta, fue mi primera experiencia con una mujer dios,  de esas inolvidables, las que más amarás inevitablemente, porque son tan completas como complejas y tan hermosas como adictivas, aún hoy en día fantaseo en sueños con ella, no en la realidad, porque en verdad está superada.

 Y a pesar de estar superada, aún hay momentos en que me sigue visitando, me ilumina con su sonrisa de ninfa, me pierdo nuevamente en su mirada, sus rostros de goce me inundan y luego despierto lloroso, dolido, porque a veces son más placenteros los sueños que la realidad.

El mundo sigue afuera siendo gris y frío, pero agradezco haber sentido al menos la calidez de su prescencia, el fuego de su amor,  aunque para ella sólo fui un sujeto más, un afecto pasajero, para mí ella fue mi mundo y más.



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